Cumpas de a poco fuimos juntando los materiales dispersos que tenemos de la formación que venimos desarrollando desde hace varios años.
Creemos que la sistematización es una pilar fundamental en la formación. De esta forma podemos compartir con más compañeras y compañeros las prácticas, los aciertos y los errores. Con el inmenso objetivo de contribuir un granito de arena a facilitar las condiciones para que como pueblo podamos construir la sociedad que soñamos tan anticapitalista como antipatriarcal, aunque más socialista y feminista.
Para eso es fundamental luchar en las calles, organizarnos como pueblo como así también formarnos y tener espacios propicios para poder reflexionar sobre nuestras opresiones, sobre los mandatos que tenemos tan naturalizados y que muchas veces reproducimos.
"Con sus prácticas militantes y sus actividades de formación el FPDS encara el problema de la construcción de una nueva conciencia, una nueva ética y una nueva cultura. Sin ellas, será imposible plantearse sinceramente la transformación de las estructuras opresivas y las relaciones de explotación"
Aquí van a usarlos!!!!
Frente Popular Darío Santillán
10, 11 Y 12 SEPTIEMBRE 2009 - ROCA NEGRA
Notas de la Exposición a cargo de Flora Partenio en el panel “Mujer y Trabajo”
Partir de una aclaración central: que es el trabajo: trabajo remunerado y realizado en ámbitos productivos públicos o privados. Se conoce como ocupación o empleo y esta sometido a condiciones de mercado
Y el trabajo no remunerado que garantiza la reproducción social (trabajo de cuidado de otros, y trabajo domestico en los hogares), históricamente ha permanecido invisible y devaluado. Se lo ha denominado trabajo reproductivo. Alimentar, cuidar y educar a lso que trabajan o trabajaran en el futuro.
Esta división de ámbitos se desarrollo históricamente con las economías capitalistas industriales que alimentaron la división entre esfera publica y privada y lo que cayo en el ámbito privado -hogar- quedo para las mujeres ¿xq? La respuesta hay que buscarla en una estructura de poder asimétrica que asigna valores diferenciales a cada uno de los sexos/géneros y estructura un sistema de relaciones de poder conforme a ello (Pautassi, 2007) esto es la discriminación x genero
La separación de esferas favoreció el ocultamiento de la vinculación entre ambos tipos de trabajo: solo existe una fuerza de trabajo para el mercado porque un fuerza de trabajo que asume gratuita e invisiblemente la responsabilidad del cuidado cotidiano.
Que concepciones tiene los trabajadores/estado/sindicato/empleadores con respecto a las capacidades y potencialidades de los sexos-
Esta estructura de poder asimétrica que otorga distintas valoraciones al ser mujer y ser varón, otorga diferente valor al trabajo femenino y al trabajo masculino y esto se conoce como oportunidades diferenciales por sexo existen oportunidades diferenciales cuando la demanda de mano de obra discrimina en el mercado de trabajo, es decir cuando un varón, una mujer, una travesti con iguales capacidades, nivel educativo y potencialidades de desarrollarse no reciben un tratamiento igual (al momento de ingresar al empleo o en su trayectoria laboral).
Dos figuras describen esta situación: techo de cristal
Piso pegajoso
Cuadro de la hoja
Puestos altos y puestos de bajo nivel
1-Desigualdad en el acceso
Paralelismo que establece entre la incorporación de las mujeres al mercado laboral y la implementación de políticas de flexibilización laboral en América latina, que las sometieron a formas de subvaloración del trabajo, diferencias salariales y segregación ocupacional.
- El trabajo femenino en la post-convertibilidad (2003-2007): “La incorporación (masiva) de las mujeres al mercado de trabajo de la Argentina es un proceso cuyos inicios se remontan a la década del ‘60”, gracias a factores como el acceso a mayores niveles educativos y modificaciones en las pautas de fecundidad, pero se trató de un bautismo nada equitativo, que “dejó como resultado un mercado de trabajo con elevada desigualdad entre varones y mujeres en términos de las oportunidades de acceso al empleo y de la brecha salarial”. (Castillo, Novick, Rojo y Tumini, 2008)
La inserción de las mujeres en el mercado laboral, en el nuevo contexto económico iniciado a partir del año 2003. Según el estudio de Marta Novick, et. al. MTEySS/CEPAL ''las desigualdades de género están presentes en la mayoría de los sectores económicos'':
* la brecha salarial en favor de los varones se mantiene rozagante, el techo de cristal ídem, y a la hora de contratar pesan más los estereotipos sexistas que los antecedentes. . “La discriminación por género en el empleo es el principal factor que explica las peores oportunidades que mostraron las mujeres en el ingreso y el progreso laboral”,
*Sólo el 44% de los puestos de trabajo creados en 2006 (registrados y no registrados) fueron ocupados por mujeres
*Estudio de 4 ramas: la fabricación de químicos cosméticos las agencias de publicidad, los hoteles y el desarrollo de software. Las mujeres suelen ser empleadas en áreas de apoyo (auxiliares y de relación con el público u otros sectores afines), alcanzan remuneraciones más bajas, tienen menores requerimientos de calificación (con lo cual se parte, en principio, de un sesgo según el cual ellas son menos calificadas y desempeñarán trabajos acordes), y también menos posibilidades de progreso en las carreras laborales. Así sucede la reafirmación de los supuestos: la mayoría de las mujeres son empleadas para desempeñarse en áreas donde predominan las mujeres, sólo el 19 por ciento lo hace en sectores donde son minoría.
*En el rubro servicios, el 41,7% es empleo femenino y la brecha salarial es del 26%
*El 63% del total de mujeres que trabajan en la industria lo hacen en cuatro ramas: alimentos, confecciones, productos químicos y textiles. En la fabricación de químicos cosméticos (un rara avis: aunque las mujeres tienen una presencia del 18 % en promedio en toda la industria, en esta rama específica representan el 51% de los empleos)
*Hubo una mayor incorporación en el periodo 2003-2007 de mujeres en radiofonía, televisión, sectores del petróleo, instrumentos médicos y productos químicos.
-Según el estudio de ELA (2009) sobre el Informe sobre Género y Derechos Humanos (2005-2008), para las mujeres los problemas están vinculados con el momento de ingresar a un empleo, sino que perduran a lo largo de toda su trayectoria, debido a situaciones de discriminación laboral y mecanismos de segregación vertical y horizontal.
El trabajo de servicio doméstico representa el 31% del trabajo femenino en el sector privado, cifra que supera el 40% en las provincias del Noreste argentino. En paralelo, la brecha salarial entre mujeres y varones sigue en aumento: en 2006, el ingreso de las mujeres alcanzaba sólo al 70% del ingreso de los varones. Según datos nacionales, en 2006 el 31% de los hogares tenía jefatura femenina.
Presencia femenina x rama de actividad
Servicio doméstico | 97,8% |
Enseñanza | 77,8% |
Servicios sociales y de salud | 70,7% |
Hoteles y restaurantes | 43,4% |
Administración pública y defensa | 40,4% |
Otros servicios comunitarios, sociales y personales | 39,7% |
Servicios financieros, inmob., empresariales y alquileres | 38,4% |
Comercio | 36,7% |
Industria manufacturera | 28,6% |
Transporte, almacenaje y comunicaciones | 13,6% |
Otras ramas | 12,6% |
Actividades primarias | 11,2% |
Construcción | 3,4% |
Total | 41,7% |
Fuente: MTEySS
La estructura general por rama de actividad, muestra que la mayor parte del empleo en la informalidad se concentra, en el comercio, los servicios y la construcción, en ese orden. Estos tres sectores contienen al 70% de la informalidad.
Sin embargo el discriminador genérico aparece muy fuertemente cuando se observa al conjunto de trabajadoras en la industria en comparación a sus pares varones. Allí las mujeres se presentan sobre representadas en la informalidad o subocupadas.
La feminización de los servicios es elevada, pero los espacios de participación de las mujeres dan lugar a una estructura ocupacional que reproduce la división de trabajo tradicional: en enseñanza, 3 de 4 puestos están a cargo de mujeres; en salud y servicios sociales, ellas son el 73% de las personas empleadas.
También en la industria la diferencia viene dada por el género: el 63% de las mujeres empleadas en el sector trabajan en alimentos, confección, productos químicos y productos textiles, vale decir, áreas consideradas femeninas y por eso mismo cada vez más feminizadas.
La mitad de las mujeres mayores de 15 años en América latina no tiene ingresos propios (CEPAL, 2004)
1.1 Desocupación:
*El desempleo femenino se mantiene en 13% (ojo, aca considerar las mediciones del INDEC y los margenes y sesgos)
Antes de la crisis (Clarín 21/3/08): Según el INDEC para el cuarto trimestre de 2007: no tiene trabajo el 16,4% de las menores de 29 años, una tasa que duplica a la del desempleo general, que se ubicó en el 7,5% en el último trimestre de 2007. Se trata del único grupo social contemplado en la EPH en el cual la desocupación aún se mantiene en dos dígitos. En el otro extremo se ubican los varones de 30 a 64 años, para quienes la falta de trabajo llega apenas a 3,7%. Pero en el caso de los hombres jóvenes, la reducción fue aún mayor porque cayó un 20%. Aquí influye que en 2007, los sectores que generaron más empleos fueron la construcción, los servicios financieros y la industria. En la primera de estas actividades las mujeres prácticamente no están presentes, mientras que en las dos últimas apenas acceden al 30% de los puestos, según datos del Ministerio de Trabajo.
También la Organización Internacional del Trabajo (OIT) destaca que entre las mujeres jóvenes se evidencia que "la brecha de género en el acceso al empleo es persistente, y la tasa de desocupación de las mujeres es 1.6 veces mayor que la de los hombres".
A nivel general, sin tener en cuenta la edad, la desocupación también es mayor en las mujeres, que registran un desempleo del 9,9% contra una tasa de 5,8% para los varones. Un informe del Ministerio de Trabajo sobre la situación laboral en el sexo femenino señala que "las mujeres activas tienen una probabilidad 29% más alta que los varones de estar desocupadas". También detalla que tardan más que los hombres en reinsertarse en el mercado y que se observa "un porcentaje más alto de desocupadas de altos niveles educativos y de trabajadoras que buscan su primer empleo".
También la Organización Internacional del Trabajo (OIT) destaca que entre las mujeres jóvenes se evidencia que "la brecha de género en el acceso al empleo es persistente, y la tasa de desocupación de las mujeres es 1.6 veces mayor que la de los hombres".
A nivel general, sin tener en cuenta la edad, la desocupación también es mayor en las mujeres, que registran un desempleo del 9,9% contra una tasa de 5,8% para los varones. Un informe del Ministerio de Trabajo sobre la situación laboral en el sexo femenino señala que "las mujeres activas tienen una probabilidad 29% más alta que los varones de estar desocupadas". También detalla que tardan más que los hombres en reinsertarse en el mercado y que se observa "un porcentaje más alto de desocupadas de altos niveles educativos y de trabajadoras que buscan su primer empleo".
-(Clarin, 2008) informe OIT –Naciones Unidas- 1997-2007 para Latinoamérica: empleo denominado precario o vulnerable creció en los últimos diez años, y el incremento de esa situación laboral fue mayor para las mujeres que para los hombres. Estos empleos precarios fueron creados en el sector servicios, que es precisamente donde proliferaron la mayor parte de los puestos de trabajo durante la última década en la región, "porque el manufacturero no crece lo suficiente como para crear suficientes empleos". Los datos de 2007 reflejan que el 64,6% de las latinoamericanas son trabajadoras remuneradas y asalariadas, el 25,5% son trabajadoras por cuenta propia, el 7,1% son trabajadoras familiares auxiliares y sólo el 2,7% son empleadoras.
-(Clarin 12/05/2007) Informe mundial OIT para la situación argentina: Un estudio que marca una tendencia preocupante a nivel mundial: más mujeres se integran al mundo laboral, pero siguen siendo minoría en altos cargos.
Las que son madres -argentinas- y de bajo nivel económico forman el grupo al que más le cuesta conseguir empleo. "Entre 2003 y 2006, el Producto Bruto Interno (PBI) creció y tuvo un impacto positivo a nivel de empleo, pero esta suba no se tradujo en una mejora de las brechas de equidad de género en el mercado laboral".
Todavía se observa una "persistencia de mecanismos de discriminación en el mundo del trabajo" cuyo rasgo más notorio "es el estancamiento de la tasa de actividad femenina". "En el mercado laboral argentino estaría operando una doble discriminación: por género y por condición económica de las personas", advierte el estudio. La tasa de actividad de las mujeres de menores ingresos es sustantivamente menor que la de mayores ingresos y la brecha de género resulta más amplia, cuanto menor es el ingreso"; desigualdades también se expresan territorialmente dado que mientras la tasa de actividad de las mujeres en el Gran Buenos Aires es de 52 por ciento, en las regiones del noreste y noroeste argentino, el promedio baja a 45 por ciento.
2. Desigualdad en el salario
Las mujeres perciben un 30% menos que los varones un trabajo equivalente
-En servicios, donde más participación de mujeres se registra, la brecha salarial es mayor que en otros sectores: en promedio, las mujeres perciben salarios 26% inferiores a los de los varones.
-En industria, la baja participación se acompaña de una diferencia del 22%.
-En comercio se registra la menor brecha.
Pero, por ejemplo, en las áreas técnicas las mujeres ganan 33,5% menos que los varones y dentro del personal no calificado 29.5%. O sea que a mayor capacitación, mayor es la diferencia.
Según la encuesta de Indicadores Laborales, de cada diez empleos en blanco, sólo tres son ocupados por mujeres. El mismo trabajo desnuda que sólo en un 4,6 por ciento de los casos los empleadores solicitan que la vacante sea cubierta por una postulante de sexo femenino. La previsible consecuencia de esta discriminación está plasmada en la Encuesta Permanente de Hogares, según la cual el desempleo duplica al masculino. Dato tan ilustrativo como la diferencia salarial: en Capital Federal, los puestos ocupados por mujeres tienen una remuneración que es un 32 por ciento menor que los ocupados por hombres.
*Con excepción de la enseñanza, rubro en el que las mujeres reciben remuneraciones mayores a la de los varones) es en los sectores de mayor participación femenina donde se observan las mayores brechas salariales.
3. Desigualdad en puestos jerárquicos: Techo de cristal
- Estudio de la Fundación El Otro, realizado entre abril de 2005 y marzo de 2006: La textil es la segunda industria en el país en cantidad de empleados y empleadas, pero se distingue de las demás por el alto grado de precarización del trabajo, la gran desigualdad entre hombres y mujeres para acceder a los lugares más calificados, y la cantidad de trabajadoras a domicilio y en negro. La situación más crítica dentro del sector se encuentra en la confección de indumentaria, principalmente por las condiciones del trabajo a domicilio y de los talleres clandestinos. "El trabajo femenino se concentra en la confección de prendas, aunque las mujeres se encuentran en desventaja respecto a los hombres en cuanto a las condiciones de trabajo, oportunidades y remuneraciones. Ellas tienen bajo acceso a los cargos jerárquicos y a la toma de decisiones" enfatizó Juan Carrera" A esto debemos sumarle la situación de informalidad y precarización en la que gran cantidad de mujeres trabajan en su domicilio (generalmente en villas de emergencia). Esto significa que no están registradas ni reconocidas como empleadas por las empresas".
Otro punto significativo es que "las mujeres tienen bajo acceso a los cargos jerárquicos y de toma de decisiones: la relación en los casos indagados en la investigación es de 9 a 1. El acceso de las mujeres a los trabajos de mayor calificación como son el hilado y la tejeduría, se da excepcionalmente. El manejo de máquinas automatizadas está generalmente, en manos de los varones. Si bien no está explícito que hay "habilidades diferenciales" entre varones y mujeres, los varones tienen mayor acceso al trabajo que las mujeres dentro de la industria, es un 80 por ciento para los varones y 20 por ciento para las mujeres. "Según los distintos testimonios no habría ninguna razón en particular para que esto suceda, más que la 'costumbre'" (Luciana Malamud).
*techo de cristal: Cuando se trata de jefaturas y áreas gerenciales, el estereotipo deja de ser una idea para volverse realidad contundente. La encuesta a responsables del sector de recursos humanos indagó sobre los atributos que se valoran para esos puestos: entre el 10 y el 20 por ciento afirmó que decididamente prefería varones (sólo entre el 2 y el 13% indicaron que favorecían a las mujeres) para cargos de gerencia; un poco menos señaló lo mismo respecto de las jefaturas medias (8% prefiere varones, 3% mujeres). El 57% de las entrevistas arrojó que se valora la disponibilidad para jornadas largas e imprevistas, y el 30% que también puedan emprenderse viajes de un momento al otro. A su vez, los empleadores, consciente o inconscientemente, tratan a trabajadores varones y mujeres de forma diferente. Se los ve diferentes, se les piden y toleran cosas diferentes” (Faur y Zamberlin). El círculo vicioso se afianza, mientras el techo de cristal, cuando se quiebra, no garantiza equidad: “Las mujeres que lograron acceder a cargos gerenciales perciben remuneraciones más bajas que sus colegas varones” y, además, aquellos cargos de gerencia vinculados a áreas “de mujeres” ganan menos que las/los gerentes de otras áreas.
Combinacion saber + jerarquía: *brechas: otros modernos, de reciente fundación o profesionalización (software y agencias de publicidad). “Por el contrario, se han encontrado peores prácticas en los sectores más modernos: mayores brechas salariales que reflejan un menor acceso a los puestos con requerimiento de calificación y mayor jerarquía”.
4. Desigualdad por tipo de tarea: representaciones de los empleadores y los trabajadores
Subte: cubrir los puestos de guardas no toman mujeres
Vestido y confección se reconoce las habilidades naturales para la costura pero el oficio de tejeduría y cortador se reconoce como masculino
Agroindustria: de se reconoce que las mujeres tienen manos prolijas y delicadas para realizar las tareas de selección y empaque de la fruta.
Metalúrgicas: las mujeres son incorporadas
Se refuerzan los estereotipos de la delicadeza y la habilidad con las manos para tareas minuciosas en sectores y la fuerza física de los varones para los sectores de mecánica.
* las mujeres las mayores víctimas de la sobrecalificación:
Acoso laboral: Discriminación por razones de género como el hostigamiento sexual: Hay instrumentos legales importantes para la protección de la mujer trabajadora, pero son insuficientes cuando se trata de hostigamiento sexual en el trabajo. En Argentina no existe una figura legal para acoso sexual laboral. El Código Penal tipifica el acoso dentro del abuso sexual, pero no tiene ninguna especificidad sobre el ámbito laboral.
Las investigadoras de ELA sugieren de ese modo la vía del derecho laboral, donde la prueba testimonial es suficiente; creen que sería importante contar con una legislación nacional específica sobre violencia laboral que castigue al agresor y proteja a la víctima, asegurándole la continuidad en su empleo.
La Ley de Contrato de Trabajo (LCT), que rige únicamente para el sector privado: Esta legislación no prohíbe el acoso sexual, pero sanciona la discriminación en el empleo por razón del sexo y la justicia laboral se ha basado en este aspecto para sancionar el hostigamiento sexual. El empleo público cuenta con el Convenio Colectivo de Trabajo General para la Administración Pública, y a diferencia de la LCT este instrumento prohíbe a los y las agentes desarrollar acciones, comportamientos y dichos discriminatorios por razón de sexo u orientación sexual, entre otras razones (hace tres años que tiene vigencia);
Aunque aún no está reglamentada, en abril de este año entró en vigencia la Ley de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales. La norma significa un avance en esta problemática porque describe específicamente “la violencia laboral contra las mujeres” y establece procedimientos; en cuanto a la reparación del daño supera el argumento relativo a la indemnización tarifada del daño que provoca la extinción del contrato, permitiendo a la mujer que ha sufrido esa violencia y perdió el empleo reclamar un resarcimiento integral por todo lo sufrido. Los varones también podrán reclamar la reparación de los daños causados por la conducta ilícita del empleador o de quienes ejercen funciones jerárquicas en su representación en la empresa.
Maternidad: La investigación que Carina Lupica y Gisell Cogliandro publican en el número de octubre del siempre interesante Observatorio de la Maternidad (www.o-maternidad.org.ar). La fuerza laboral femenina está en aumento, sino que está integrada mayormente por madres (el 61,2% de las madres argentinas están involucradas en el mercado laboral). Aun cuando la OMS recomiende la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses, aquí las madres deben regresar a sus puestos de trabajo antes de los tres meses de vida del bebé. Quienes más sufren las desigualdades son las empleadas del servicio doméstico, un sector que “carece de normas sobre protección de la maternidad y lactancia; por lo que respecta al empleo en el sector privado, están previstos dos descansos de media hora por jornada para que la mujer amamante al niño (el beneficio dura un año); en el sector público, en cambio, se prevé el ‘horario de lactancia’, es decir, un descanso de una hora, que puede disponerse negociadamente entre empleada y empleador. . “Esto significa –señalan Luspica y Cogliandro– que la legislación argentina sólo protege la lactancia materna para el 39,9% de las madres que trabajan en el sector formal –público y privado–, mientras que el 60% restante queda fuera de esas normas, ya sea por trabajar en el sector informal –39,7% de las madres– o por desempeñarse en el servicio doméstico –20,4%–”.
Las licencias por paternidad (2 o 3 dias) y maternidad (90). Solo en los municipios de Moron y Rosario se han modificado
Salario familiar: Cobra uno de los dos, el hecho de que las mujeres sean empleadas en trabajos precarios, no registrados las aísla de esta protección social.
Representatividad sindical
EL Gremio frutícola -Glenda Miralles (2004) Las mujeres tienen un fuerte protagonismo, sobre todo cuando la cosecha culmina y la fruta fresca debe ser guardada en cajas para su venta o almacenamiento; tarea que requiere gran velocidad manual, concentración, oficio, y en la cual las manos de una mujer son muy apreciadas. Ellas están -y a montones- dentro de los galpones de empaque de manzanas y peras donde las delicadas manos de las féminas terminaron por desplazar a los hombres que ocupaban mayoritariamente esos puestos cuando se comenzó con la actividad hacia la década del '40.
“Sí. Hubo y hay lugar para el sindicato entre la casa y el galpón” Aun así, y pese a que las mujeres representan más de la mitad del padrón de afiliados al Sindicato Obreros de la Fruta de Río Negro y Neuquén, sólo en una oportunidad una mujer quedó a cargo de la representación de los trabajadores del sector. Pendularmente ocupado por peronistas o comunistas varones, fijos a la hora de confeccionar las listas eleccionarias, se ha ajustado a pautas conservadoras a la hora de compartir los espacios de decisión con mujeres. Sólo en una oportunidad- y por una circunstancia fortuita (el Secretario murió en un accidente automovilístico)- el sindicato quedó en manos de una mujer, Telma León. Su gestión duró cuatro años (1992-96) y se convirtió en un caso emblemático debido a la ausencia de liderazgos femeninos en las expresiones sindicales agrarias.
Si ves las actas del sindicato notás que las mujeres se dedicaban a tareas menores, como ser secretarias de actas o integrantes en las comisiones de fiesta. Hay un claro traslado de tareas femeninas al ámbito de lucha. Fue muy difícil reconstruir esta realidad desde el documento escrito".
Son las trabajadoras de la agotadora “triple jornada”: la casa, el trabajo en la chacra y el sindicato. La mujer que milita te cuenta que llevan a los hijos al sindicato o a las tomas y en esto intentan decir que el ser madre o ama de casa no les impide la lucha sindical, pero se trata de una decisión compleja que, a veces, tiene que ver con una vocación. Además se suman los beneficios que les da el hecho de estar sindicalizadas, como tener obra social, guardería, descuentos en farmacias, etc. Otro dato: inmediatamente advertí que todas las mujeres que participan en el sindicato tienen participación política fuera del mismo. En todos los casos fue así. Y normalmente las que militan tienen el apoyo de sus maridos, que también lo hacen. Son parejas de políticos.
X que se habla de Doble explotación? /Clase y genero
Doble jornada (productiva y reproductiva) y si hay participación comunitaria/sindical/política: triple
Feministas marxistas desde los 70 han venido marcando que las trabajadoras padecen una doble explotación: por un lado la explotación compartida con sus compañeros varones bajo el sistema capitalista y la otra producto de condición de mujer tanto en la esfera publica como en la familia.
La globalización se alimenta de una relación colonial/genérica: se apoya por un lado en la división sexual del trabajo que significa desigualdades laborales y salariales para las mujeres; se sustenta por otro lado en la división internacional del trabajo que implica la intensificación del trabajo y precarización del empleo para trabajadores y trabajadoras de países empobrecidos por la historia colonial. Este principio no es nuevo. Desde sus inicios, el capitalismo controla el costo del trabajo apoyándose en sectores subordinados. En épocas tempranas, inclusive pre-marxistas como lo demuestra la obra de Flora Tristan, teóricas feministas sacaron la clase de su marco androcéntrico, evidenciando los mecanismos patriarcales del capitalismo como la segregación sexista del empleo, los modos de producción doméstica, la interdependencia entre esfera productiva y reproductiva, la desigualdad de condiciones laborales salariales, el desinterés sindical por los sectores de mujeres, etc (Sabine Masson, 2007).
Crisis actual global: una mirada sobre Latinoamérica:
En épocas de crisis el mercado de trabajo tiende a feminizarse es una tendencia mundial bien conocida
La recesión que genera la crisis financiera internacional impacta en el empleo mundial. Aumenta la desocupación, cae el salario y hay más trabajo en negro. Las bolsas de comercio se desmoronaron en agosto de 2008 y siguen sin recuperarse. Pero las más perjudicadas son las mujeres porque sufren segregación laboral por su condición social y por la división sexual del trabajo.
A su vez, “la crisis económica genera una mayor transferencia de responsabilidades desde el Estado hacia el hogar, en perjuicio de la llamada economía del cuidado (hogar, hij@s, ancian@s, enferm@s), con lo cual esta crisis puede menoscabar aún más la condición social de las mujeres'' (Sanchís, 2008)
Los números de organismos internacionales como la CEPAL, PNUD, OIT: Y la mayoría de los afectados por el desempleo están siendo y serán mujeres, según diferentes organismos internacionales, como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y organizaciones no gubernamentales. El cálculo es que el desempleo femenino por impacto de la crisis mundial es hasta ahora superior al masculino entre tres y cuatro puntos porcentuales, como promedio latinoamericano, dijo en julio la secretaria ejecutiva de CEPAL, Alicia Barcena-
En Centroamérica, aunque no hay cifras oficiales sobre el tema, hay coincidencia en que el impacto es aún mayor porque las mujeres centroamericanas, con poca escolaridad y preparación técnica, están ubicadas, laboralmente, en sectores muy susceptibles a la crisis: la industria del vestido con sus maquiladoras, las flores, y el comercio
Producción en MAQUILAS: La maquila, la industria de la producción para exportar que se instala en países pobres para beneficiarse de exenciones impositivas y flexibilidad laboral a cambio de favorecer la ocupación, es determinante en América Central para el empleo femenino hasta un nivel que hasta las frías estadísticas desnudan. Para fines de junio, detalló, el recorte de horas laborales y cierre de maquilas había dejado sin empleo a 4.364 mujeres, de las cuales, cerca de dos mil son madres solteras y jefas de hogar. Durante 2008, en ese país el sector de la maquila ofrecía unos 80.000 puestos de trabajo, pero el primer trimestre de 2009 se redujo a 60.000, debido a la caída de las exportaciones.
También en México: ''El Tratado de Libre Comercio entre este país, Estados Unidos y Canadá facilitó la instalación de plantas productivas estadounidenses y canadienses en territorio mexicano, particularmente maquilas, donde las mujeres son mayoría porque constituyen mano de obra barata. La crisis frenó la producción que México exportaba desde la industria de la maquila, impactando en la ocupación femenina'' (Sanchís, 2008)
El "despido preventivo" y que se agudiza durante las crisis, cuando las empresas recurren a diferentes argucias para evitar tener a una empleada ausente tres o cuatro meses.
La crisis ''perjudica a los sectores más vulnerables. Uno de éstos lo constituyen las mujeres que tienen una inserción laboral más precaria que los varones, sobre todo las que tienen menos educación, más cantidad de hij@s y viven en situación de pobreza. Los países menos desarrollados constituyen el eslabón más débil y debido a esa condición están afectados por la caída de los precios de los comodities en el mundo (materias primas como cereales, petróleo, electricidad, etc.), y ésto se expresa en el nivel de exportaciones. Más adelante en la recaudación fiscal'' (Rodríguez Enríquez, 2009).
La crisis ''perjudica a los sectores más vulnerables. Uno de éstos lo constituyen las mujeres que tienen una inserción laboral más precaria que los varones, sobre todo las que tienen menos educación, más cantidad de hij@s y viven en situación de pobreza. Los países menos desarrollados constituyen el eslabón más débil y debido a esa condición están afectados por la caída de los precios de los comodities en el mundo (materias primas como cereales, petróleo, electricidad, etc.), y ésto se expresa en el nivel de exportaciones. Más adelante en la recaudación fiscal'' (Rodríguez Enríquez, 2009).
En el mercado de trabajo efectivamente existe segregación y tiene que ver con la división internacional y sexual del trabajo. '' Son los sectores vinculados a las exportaciones los más afectados en la actual coyuntura'. Hay trabajos de varones y trabajos de mujeres (sanidad, educación, administración, etc.). Entonces algunas trabajadoras pueden ser más vulnerables a las variaciones del empleo generadas en una recesión, pero también más protegidas. Una reestructuración de personal suele afectar menos el área administrativa donde hay más mujeres, que al área de línea donde hay más varones” (Silvia Berger, 2008)
MIGRACIONES: ''Los flujos migratorios se feminizaron cuando las mujeres en países desarrollados se incorporaron masivamente al mercado de trabajo y transfirieron las cargas reproductivas a las mujeres inmigrantes, porque no podían realizar el trabajo doméstico'' dice Berger. La investigadora sostiene que la migración femenina es una de las caras de la división sexual del trabajo, y en un contexto recesivo, constituye el grupo más expuesto a sus efectos.
''Estados Unidos es un gran receptor de migrantes, mayoritariamente mujeres que dejaron sus familias para trabajar como empleadas domésticas, niñeras y camareras. Ahora son las primeras en quedar desempleadas, debiendo retornar a sus países de origen para vivir en situación de pobreza. Esta situación influye negativamente en el flujo de remesas hacia países latinoamericanos'' (Norma Sanchís, 2008). Los paises que padecen la caída en las remesas migratorias son principalmente Mexico, Colombia, Centroamérica, ecuador.
Pensemos en las mujeres migrantes latinoamericanas que buscaron opciones laborales en Europa (peruanas, bolivianas, ecuatorianas, paraguayas) y en migraciones internas como Argentina en lo ‘90.
En 2005, el 53% de los inmigrantes internacionales residentes en el país eran mujeres. Entre los provenientes de países limítrofes la proporción llega al 58%. El 65% de los inmigrantes de países limítrofes no tiene cobertura de salud. El 80% de las mujeres inmigrantes asalariadas no registra aportes jubilatorios. (ELA, 2009)
Según el informe regional "Trabajo y Familia: Hacia nuevas formas de conciliación con responsabilidad social" (Agosto, 2009), elaborado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Los cambios que han tenido lugar en la organización del trabajo y la producción, han incrementado las tensiones entre la vida laboral y familiar. Ha aumentado la rotación laboral y la intensidad del trabajo, disminuyó la cobertura de la seguridad social y se incrementó el subempleo y el autoempleo, entre otros. También señala las variaciones que se han producido en la organización interna de las familias: el tamaño medio de las mismas se ha reducido y las formas tradicionales dieron lugar a una gran diversidad, en la que se destacan los hogares con dos proveedores de ingresos. Sin embargo, pese a todos estos cambios, no se han producido modificaciones significativas en las concepciones culturales predominantes, que consideran que la reproducción es una responsabilidad de las mujeres y no una necesidad de las sociedades.
"Hoy las mujeres comparten con los hombres el tiempo de trabajo remunerado, pero no se ha generado un proceso de cambio similar en la redistribución de la carga de las tareas domésticas. Tampoco se ha producido un aumento en la provisión de servicios públicos en apoyo a estas tareas, por parte del Estado” (OIT, 2009). El informe busca promover una transformación cultural en torno a la idea de que los cuidados -la atención de los niños, la preocupación por los adolescentes o los adultos mayores- son una responsabilidad social y no solo familiar, ni mucho menos femenina.
"Hoy las mujeres comparten con los hombres el tiempo de trabajo remunerado, pero no se ha generado un proceso de cambio similar en la redistribución de la carga de las tareas domésticas. Tampoco se ha producido un aumento en la provisión de servicios públicos en apoyo a estas tareas, por parte del Estado” (OIT, 2009). El informe busca promover una transformación cultural en torno a la idea de que los cuidados -la atención de los niños, la preocupación por los adolescentes o los adultos mayores- son una responsabilidad social y no solo familiar, ni mucho menos femenina.
En las leyes laborales de la región, los beneficios para las mujeres se centran en aspectos muy específicos como el embarazo y la maternidad, el acceso a ellos está restringido a las asalariadas formales.
Los ingresos promedio de las mujeres representan el 70% de lo que ganan los hombres. De este modo, las mujeres "sacrifican aspiraciones laborales, educativas, tiempo y gastos personales". Por eso, es "un reto crucial para el Estado desarrollar servicios públicos de cuidado". Además, universalizar el derecho a licencias remuneradas de maternidad y paternidad y diseñar pensiones universales para la vejez. También sugiere avanzar hacia una oferta estatal de cuidado para todos los menores de seis años y promover servicios de atención de larga duración para la tercera edad.
Los ingresos promedio de las mujeres representan el 70% de lo que ganan los hombres. De este modo, las mujeres "sacrifican aspiraciones laborales, educativas, tiempo y gastos personales". Por eso, es "un reto crucial para el Estado desarrollar servicios públicos de cuidado". Además, universalizar el derecho a licencias remuneradas de maternidad y paternidad y diseñar pensiones universales para la vejez. También sugiere avanzar hacia una oferta estatal de cuidado para todos los menores de seis años y promover servicios de atención de larga duración para la tercera edad.
Trabajo domestico no remunerado
Por lo oculto e invisible se ha dificultado mucho su contabilización estadística. Pero no solo eso sino por la redistribución de la tarea
Tiempo y distribución del trabajo remunerado y no remunerado (trabajo doméstico y de cuidados –niños, adolescentes, adultos mayores- no remunerados)
-Clarín 19/5/2007: Las cifras corresponden al último trimestre de 2006 de la nueva Encuesta Permanente de Hogares (EPH) cuya muestra incluye 25.000 familias de 28 conglomerados urbanos de la Argentina. Casi el 70 por ciento de los varones declara no hacerse cargo, ni menos ayudar en la realización de las tareas del hogar. Y el 60 por ciento de las mujeres explican que son ellas las que se ocupan de hacerlas. Se trata de la primera vez que la EPH indaga sobre quién realiza estas tareas. El fenómeno también fue subrayado en el capítulo argentino sobre discriminación laboral en el informe global 2007 de la (OIT).
Sobre todo porque la incorporación de la mujer al mercado laboral no cesa. Entre 1980 y 2006 el peso relativo de las argentinas mayores de 14 años que trabajan o están buscando trabajo creció un 52%.
Reformas que mejoran la inserción femenina en el mercado, pero que —al igual que el salario del ama de casa— "no pone en tela de juicio la iniquidad de la distribución de las responsabilidades domésticas", analiza la economista Corina Rodríguez Enríquez, consultora a cargo del informe argentino de la OIT. "Las mujeres —explica— subsidian con su trabajo no remunerado el funcionamiento del sistema económico". Según esta lógica, hay fuerza de trabajo educada y disponible (son 9,8 millones los argentinos mayores de 14 años que trabajan o buscan trabajo) porque el costo adicional para que puedan hacerlo —generalmente— depende de los casi 6 millones de mujeres que trabajan afuera o en su casa.
El fenómeno perjudica tanto la calidad de vida de las mujeres que ya se estudian soluciones en la llamada economía del cuidado, la noción que establece que el trabajo "económico" no remunerado es una actividad laboral.
El fenómeno perjudica tanto la calidad de vida de las mujeres que ya se estudian soluciones en la llamada economía del cuidado, la noción que establece que el trabajo "económico" no remunerado es una actividad laboral.
Estudios e investigaciones sobre el uso del tiempo en nuestro pais: los varones aunque les dedican muy poco tiempo y suelen encargarse de tareas como llevar los chicos a la escuela o hacer las compras, pero la limpieza de la casa o la alimentación y salud de la familia siguen a cargo de las mujeres. Esta división de tareas muchas veces impide que ellas participen activamente en el mercado de trabajo, en especial si viven en hogares de escaso recursos, que no pueden pagar servicios de cuidado ni domésticos.
“Si el reparto de tareas no remuneradas no es una prioridad política, es poco probable que se desarrollen investigaciones en ese sentido'' (Claudia Giacometti). Corina Rodríguez Enríquez, del Centro Interdisciplinario para el Estudio de Políticas Públicas (Ciepp), agregó que ''el tema del uso del tiempo no figura en la agenda pública y esto juega en un doble sentido: no está en agenda, entonces no se produce información, y como falta información no se incluye en la agenda''
-La Encuesta de Uso del Tiempo (EUT) de la Ciudad de Buenos Aires mencionada por las expertas es una respuesta a la Ley 1168, que obliga a medir con periodicidad el uso del tiempo y a formular políticas públicas. Fue diseñada por Valeria Esquivel. visibilizó entonces el reparto desigual del tiempo entre géneros, más precisamente que las mujeres se hacen cargo por más horas y en mayor proporción del trabajo doméstico y de cuidados no remunerados, y por ello tienen una inserción menos propicia en actividades capaces de generar ingresos monetarios.
-La Encuesta de Uso del Tiempo (EUT) de la Ciudad de Buenos Aires mencionada por las expertas es una respuesta a la Ley 1168, que obliga a medir con periodicidad el uso del tiempo y a formular políticas públicas. Fue diseñada por Valeria Esquivel. visibilizó entonces el reparto desigual del tiempo entre géneros, más precisamente que las mujeres se hacen cargo por más horas y en mayor proporción del trabajo doméstico y de cuidados no remunerados, y por ello tienen una inserción menos propicia en actividades capaces de generar ingresos monetarios.
Prácticamente todas las mujeres (93 por ciento) participan en el trabajo doméstico no pagado, además dedican unas 3 horas diarias a esta actividad. En cambio los varones intervienen menos (66 por ciento) y utilizan apenas una hora en este quehacer. En términos de cuidados de niños y/o adultos no rentados, la participación es de 31 por ciento en el caso de las mujeres y 20 en los varones, sin embargo el tiempo que dedican a esta actividad difiere muchísimo: más de una hora ellas y apenas 20 minutos ellos.
Sobre varones y mujeres ocupadas con hijos, la experta precisó que ''ellos dedican muy poco tiempo al cuidado de niños y niñas y lo hacen cuando finaliza sus jornadas de trabajo remunerado. Ellas en cambio terminan antes con el trabajo para el mercado, justamente para encargarse de buscar los chicos del colegio, alimentarlos, vigilar que realicen las tareas escolares, garantizar su entretenimiento y descanso. En ese sentido las madres ocupadas se ven obligadas a una inserción en el mercado en condiciones diferentes a las de los varones, por ejemplo deben aceptar trabajos más informales o afrontar penalidades en términos de salario''.
Sobre varones y mujeres ocupadas con hijos, la experta precisó que ''ellos dedican muy poco tiempo al cuidado de niños y niñas y lo hacen cuando finaliza sus jornadas de trabajo remunerado. Ellas en cambio terminan antes con el trabajo para el mercado, justamente para encargarse de buscar los chicos del colegio, alimentarlos, vigilar que realicen las tareas escolares, garantizar su entretenimiento y descanso. En ese sentido las madres ocupadas se ven obligadas a una inserción en el mercado en condiciones diferentes a las de los varones, por ejemplo deben aceptar trabajos más informales o afrontar penalidades en términos de salario''.
“Género, pobreza y estrés: ¿Qué estresa a las mujeres?”, difundido por el Observatorio de Género y Pobreza (2009) las mujeres en situación de pobreza son más vulnerables al estrés que causan las tareas del hogar, el cuidado de los y las hijas y la relación con la pareja.
Las mujeres pobres soportan una carga horaria de 14,15 minutos, si a las casi nueve horas que trabajan fuera del hogar se añaden las tareas domésticas, no remuneradas. Ese peso se aligera apenas un par de horas en “las no pobres”,( Elizabeth Jelin)
Intervención de trabajadoras del servicio domestico: presentación OLGA
El de las empleadas domésticas sigue siendo el más precario de los empleos femeninos: en muchos casos no tiene horarios, su valor económico varía según acuerdos privados, carece de organización sindical fuerte y centralizada y tampoco es frecuente el amparo de una cobertura de salud. En Argentina, se estima que más de un millón de mujeres revista en el sector, aunque sólo la cuarta parte haya sido registrada. Fue en 1983 cuando el II Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, realizado en Lima, declaró el 22 de julio Día Internacional del Trabajo Doméstico.
En 2006, un informe del IADE ponía en números las brechas de género y clase en Argentina: el servicio doméstico representaba el 17% del empleo femenino total; una de cada tres mujeres con bajo nivel de educación formal trabajaba como empleada doméstica; el 34% de ellas eran jefas de hogar; el 46%, pobres; el 42% estaba “en edad fértil”.
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